"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

viernes, 17 de octubre de 2008

LA ESCALERA


Nada tiene sentido. Me encuentro subiendo una escalera, que está llena de rellanos sin ninguna utilidad. Tan sólo son trozos rectangulares de suelo que de vez en cuando te sirven de asiento para descansar. Yo sigo y sigo subiendo, parece que éste es el tramo de escalera definitivo, se ven muchos escalones que parecen llegar por fin a un sitio que nunca he visto y que dicen los expertos que es muy bonito; pero al final, todo es lo mismo, un rellano igual de inútil que el anterior. El eterno retorno me persigue, el mismo comienzo ilusionado me embarga hasta llegar al trágico final persistente y triste. El cansancio y la desesperación me llevan, a veces, a querer desistir y me paro en mitad de un tramo de escalera porque he mirado el escalón siguiente y tiene pinta de estar muy deteriorado. "Si cuando pise este escalón se rompe, la caída es mortal; no tengo escapatoria", éste es el pensamiento que me suele acongojar y me hunde aún más en la desesperación. Todo son problemas, empiezo a pensar que existen un número reducido de escaleras que te lleven "al jardín del edén" y un infinito número de escalones-rellanos-escalones-rellanos que siguen con esta estructura eternamente con el único fin de reírse de los "afortunados" que tienen (o tenemos) la suerte de toparnos con ellos.
Lo malo de todo es que ya es muy tarde para echarse atrás, no me puedo cambiar de escalera. Por todo ello, las únicas opciones que tengo son: o confiar en que tarde o temprano encontraré ese lugar paradisíaco (cosa poco probable) o intentar en uno de esos rellanos construírmelo yo solita o con ayuda de alguien.

sábado, 11 de octubre de 2008

A ORILLAS DEL RÍO PIEDRA ME SENTÉ Y LLORÉ

El sábado pasado, dando una vueltecita por Fnac, ví este libro de Paulo Coelho y decidí comprármelo. Esta tarde se me ocurrió empezar a leérmelo y... ya me lo estoy acabando, porque su historia me tiene enganchada y cautivada. Por eso, me gustaría compartir con todos vosotros uno de los fragmentos que más me han gustado:



-Te quiero dar algo-dijo él, entregándome una bolsita roja.
La abrí inmediatamente. Dentro había una medalla vieja y oxidada, con Nuestra Señora de las Gracias en un lado y el Sagrado Corazón de Jesús en el otro.
-Era tuya-dijo al ver mi cara de sorpresa.
Mi corazón empezó de nuevo a dar señales de alarma.
-Un día de otoño como éste, cuando teníamos unos diez años, me senté contigo en la plaza que tiene el roble grande. Yo quería decir algo que había ensayado durante semanas. En cuanto comencé, me dijiste qe habías perdido la medalla en la ermita de San Saturio, y me pediste que fuera a buscarla.
Yo me acordaba. Dios mío, claro que me acordaba.
-Logré encontrarla-prosiguió. Pero cuando regresé a la plaza ya no tenía coraje para decir lo que había ensayado. Entonces me prometí que sólo te entregaría la medalla cuando pudiese terminar la frase que había comenzado a decir aquel día, hace casi veinte años. Durante mucho tiempo intenté olvidar, pero la frase seguía presente. No puedo vivir más con ella.
Dejó el café. Encendió un cigarrillo y se quedó un largo rato mirando la punta. Finalmente se volvió hacia mí.
Es una frase muy sencilla-dijo-. TE QUIERO.

miércoles, 1 de octubre de 2008

VIAJE DE INTERRAÍL 2.008


MURCIA-EL CARMEN: 13 DE JULIO
Parecía que este momento nunca llegaría pero, por fin, era domingo 13 de julio y nos encontrábamos en la estación de trenes de Murcia, esperando impacientes a que saliera a las 9:45 de la mañana el que nos debía dejar en Barcelona. Con dos barajas españolas en el bolsillo, un dominó y nuestros mochilones llenos a más no poder, estábamos preparados para iniciar esta gran aventura, el viaje que marcará nuestras vidas por ser tan único y especial.


BARCELONA: 13 DE JULIO
Por desgracia en Barcelona solamente estuvimos tres horas, ya que aquí era donde teníamos que coger el tren nocturno que nos llevaba a Milán; por suerte también nos sirvió para despejarnos un poco y mover las piernas por los alrededores de la “Estació de França”.
Los asientos reclinables del tren, que son muy cómodos para sentarte o incluso recostarte, no lo eran tanto para intentar dormir. Además, el aire acondicionado (que no quitaron ni un solo momento durante toda la velada), los pies colganderos y el traqueteo constante del tren, sólo permitían dar algunas cabezadas. Como suele pasar, justo en el momento en el que mejor postura has cogido, nos despiertan: primero, para pedirnos los pasaportes y, después, la mujer pelmazo de la encuesta.

MILÁN (ITALIA): 14 Y 15 DE JULIO Hay que reconocer que con lo hermoso que es el país italiano en su conjunto: Roma, Florencia, Venecia, Siena, el puerto napolitano… la ciudad de Milán no tiene esa belleza y ese esplendor, a excepción de la zona que rodea la Catedral (“las Galerías de Vittorio Emmanuelle”, donde se puede ver al famoso “restaurante” McDonald´s codeado con grandes firmas como Prada o Luis Vuitton; la “Piazza della Scala”…) y, como no, la hermosa Catedral, que nunca te cansas de contemplar, sea de día o de noche. Sólo por esto, merece la pena venir aquí.
El “maravilloso” hotel Medusa (que a pesar del nombre, se trataba tan sólo de un albergue) dejaba mucho que desear. Sobre todo por su patio interior, que fijo tenía además la función de vertedero municipal. Bueno, por lo menos dormiríamos en una cama y de forma completamente horizontal. ¡Qué lujo!


GINEBRA (SUIZA): DEL 15 AL 18 DE JULIO Después de estar en Italia, llegas a un país como Suiza y te quedas realmente flipando. Lo primero que me llamó la atención fueron los edificios sacados de las típicas películas de navidad que inundan cada rincón del país, con esos tejados que parecen más propios de las casas o chalets españoles.
Concretamente, en Ginebra, me fascinó de forma indescriptible pasar junto al “jet d´eau”, subir a la Torre Norte de la Catedral calvinista, estar en el Museo de Cerámica, el Museo Internacional de la Cruz Roja, la ONU, tirarme por el torreón al lago Lemán…
La última noche en Ginebra, era jueves y, como estábamos en una residencia universitaria, había fiesta. A las 11 de la noche, hora a la que terminaba, ya no se oía ni un solo ruido, como si todo hubiese sido un sueño.
Y “nuestra casa”…espectacular. ¡Era enorme!. Vamos, los estudiantes ginebreses no se podrán quejar. Vivirán mejor que en la casa de sus padres. Solamente en nuestra habitación (la de la cama de matrimonio y la supletoria) cabe perfectamente un piso de estudiantes del centro de Murcia.


ZÚRICH (SUIZA): 18 DE JULIO Al igual que en Barcelona, aquí sólo estuvimos unas cuantas horas (suficientes como para visitar lo más importante de la ciudad, que está situado en ambos márgenes del río y cuyos tejados tienen el color verdoso propio del bronce).
Además, en Zúrich fue la primera vez en todo el viaje que nos hizo frío y hasta nos chispeó.



ÁMSTERDAM (HOLANDA): DEL 18 AL 21 DE JULIO
Aunque sea mucho más conocida por la liberalidad que ofrece (el Barrio Rojo, los coffee shops…) y por ser la ciudad de las bicis por excelencia, destaca también el Rijksmusseum y el museo Van Gogh, el Hortus Botanicus, los innumerables canales a imitación de los venecianos, el Voldelpark... Pasear por cualquier rincón de la ciudad no tiene desperdicio. Además, las chicas fuimos testigos de un incendio, al cual acudieron 6 coches de bomberos cuando tan sólo se trataba de un pequeño edificio de dos pisos que tenía toda la pinta de ser un almacén.
El día de nuestra despedida de la capital holandesa fue el más frío y lluvioso; por eso nos molestó tanto dirigirnos al Museo Heinneken y encontrarlo “cerrado hasta septiembre por reformas”.
Debido a problemillas con las reservas, tuvimos que hospedarnos en dos albergues diferentes. En el primero, casualidades de la vida, compartimos habitación con dos chicas murcianas; además, desayunamos acompañados de la típica música discotequera que, si ya era demasiado alta y molesta a esas horas de la mañana, más lo sería para los que estuvieran con resaca y, me parece a mi, que había más de uno.
El segundo parecía totalmente un hotel, con ese pedazo de baño, con tele y con el típico buffet libre que sirve para desayunar hasta reventar.

LA HAYA (HOLANDA): 21 Y 22 DE JULIO Nada más salir de la estación de trenes de La Haya, el fuerte y frío viento nos intentaba impedir que camináramos. Lo mejor de nuestras casi 24 horas aquí fue la pedazo de siesta que nos pegamos nada más llegar al hotel, tras la cual cenamos y salimos de juerga. Nos costó mucho pero al final pudimos llegar hasta un coffee shop (acontecimiento bastante heroico, ya que aquí hay muy pocos porque casi todos están en Ámsterdam).
El día 22 por la mañana, antes de irnos a Rótterdam, otro de los mejores momentos fue nuestra partidita de dominó al lado del parque que hay junto al Palacio Real, donde además vimos cómo rodaban un anuncio bajo el árbol.
El albergue en el que estuvimos fue uno de los que recordamos con más cariño (la gran siesta lo merece). Además, tuvimos que compartir habitación con un chico… ¿era de Jamaica o de California? (me suena más lo primero).



ROTTERDAM (HOLANDA): 22 Y 23 DE JULIO A pesar de que nuestro alojamiento era en el barco, al final no fue tan bonito como nos habíamos imaginado, debido sobre todo a la especie de zulo en el que nos vimos obligados a dormir durante una noche (porque no se puede llamar de ninguna manera más suave a nuestro albergue de esta ciudad), tengo muy buen recuerdo de Rótterdam. Ver los grandes edificios y los puentes, sobre todo bajo la iluminación de la noche, fue una experiencia única y muy hermosa. Tampoco se me podían olvidar las originales “casas cúbicas” y la escultura de Erasmo de Rótterdam (cómo no).


BRUJAS (BÉLGICA): DEL 23 AL 25 DE JULIO Sí, claro que sí. No me puedo olvidar que aquí fue donde peor lo pasé por culpa de unas cuantas ampollas que me habían salido en los pies y que me mataban cada vez que tenía que andar; pero ¿acaso una cosa así iba a impedir que disfrutara de esta maravillosa ciudad medieval?. Estar aquí me recordó a la primera impresión que tuve al llegar a Suiza cuando volví a ver ese paisaje típico de los cuentos o de las películas de Navidad, añadiendo esa sensación de encontrarte en la Edad Media al pasear por el casco antiguo.


GANTE (BÉLGICA): 25 DE JULIO Debido a que los chicos tenían que volver a La Haya a hacer “unas gestiones”, las chicas fuimos más sensatas y decidimos irnos mientras a Gante. Fue lo mejor que pudimos hacer. Brujas y Gante tienen desde hace mucho tiempo una gran rivalidad. Después de haberlas visto a las dos… me tengo que quedar con Gante porque, además de conservar un paisaje medieval (con su Castillo de los Condes, la Iglesia donde Carlos I fue bautizado, la Catedral, los puentes con esa calzada de la época…y a pesar de lo que diga Brujas), muestra una ciudad completamente moderna y actual que además se encontraba ese día con más esplendor por encontrarse en fiestas: ¿Cómo olvidar a las chicas que bailaban flamenco en una de las plazas o a un hombre cantando la famosa canción de Manolo Escobar “¡que viva España!”?.


BRUSELAS (BÉLGICA): DEL 25 AL 27 DE JULIO Quien haya ido a Bruselas y no haya estado en la Grand Place…no conoce la ciudad. Y es que este sitio es el lugar por excelencia donde todos sus ciudadanos se concentran (normalmente sentados en el suelo y formando pequeños círculos). A nosotros, por ejemplo, aquí nos pasó de todo: en primer lugar, los japoneses no paraban de echarnos fotos y grabarnos en vídeo al vernos jugar con la baraja española (estaban alucinando con las cartas); unas chicas que celebraban una despedida de soltera se tuvieron que poner justo a nuestro lado a cantar y bailar (canciones como “Bomba” de King África”); por último y como despedida de la ciudad y del país, decidimos comer aquí (hasta unos malagueños se nos acercaron y nos dijeron algo así como: “sólo los españoles somos capaces de liarla de esta manera”). El Manneken Pis y el Museo del Cómic fueron también dos de las cosas que vimos que no tienen desperdicio.


FRANKFURT (ALEMANIA): DEL 27 AL 30 DE JULIO La mejor combinación que teníamos para poder volver a España en avión y por un precio razonable era hacer “Frankfurt-Valencia”, motivo por el que terminamos nuestro viaje aquí. Quitando la subida al Main Tower (mirador que se encuentra a 200 metros de altura) y alguna que otra cosilla más, (como observar desde nuestra habitación del albergue el barrio chungo en el que estábamos) la visita turística por la ciudad se podía dar ya por terminada. Por todo esto, decidimos hacer la pequeña locura que se nos había ocurrido durante el largo trayecto en tren de Bruselas hasta Frankfurt.


(CUANDO ME QUIERAN PASAR LAS FOTOS, PONDRÉ UNA)


BERLÍN (ALEMANIA): ESCAPADA DEL 29 DE JULIO El último día turístico de nuestro viaje tenía que ser especial, cómo no. Por ello a las 4 y pico de la madrugada nos dirigíamos ya hacia la estación de tren para coger uno que nos dejara en la capital alemana a primera hora de la mañana.
Después de unas partiditas al “tute” y al “subastao”, de desayunar un Nesquik en tetrabrik de 33cl. por tan sólo 1,40 € y de una corta cabezadita, llegábamos a Berlín. Teníamos cerca de 12 horas para conocer lo principal de la ciudad y, por esto, aprovechamos el tiempo al máximo. Casi podría decir que siendo una de las ciudades donde menos tiempo habíamos estado, era en la que más cosas habíamos visto y visitado. La puerta de Brandeburgo, el Alexanderplatz, la Universidad, la plaza donde se produjo la quema de libros durante el régimen nazi, la Estatua de la Justicia, el Monumento al Holocausto, el Parlamento con la cúpula Foster, el Checkpoint Charlie y, por supuesto, el Muro, no escaparon a nuestros ojos.
Mientras lentamente anochecía se iba acercando también la hora de volver a Frankfurt y, por tanto, de terminar nuestro viaje. Ya lo único que nos quedaba por hacer era coger nuestras mochilas y empezar nuestro regreso a casa. Era el principio del final.

VALENCIA (ESPAÑA): 30 DE JULIO Por fin pisábamos suelo español. Después del día tan ajetreado que llevábamos (el tren que salía de Berlín nos dejaba en Frankfurt a las 4 de la mañana, por lo que sólo teníamos un par de horas para descansar en el albergue antes de coger el autobús que nos dejaba en el aeropuerto) estábamos de nuevo aquí. Pero aún nos faltaba un poco para llegar definitivamente a nuestras casas. Como el avión se había retrasado una hora, perdimos el tren que nos llevaba hasta Murcia… ¡por un minuto!. Como en las películas, nuestro tren doblaba la esquina cuando llegábamos corriendo al andén.
MURCIA (ESPAÑA): DEL 30 AL 31 DE JULIO
Llegábamos a Murcia a las 12 menos cuarto de la noche. Nuestros padres, muy contentos de vernos de nuevo, deseaban saber cómo había sido nuestro viaje pero nosotros, en esos momentos, lo único que queríamos era coger nuestra cama durante unas cuantas horas.
Al día siguiente, el día 31, cuando me desperté y me ví en mi habitación, sin nadie a mi alrededor, por un corto instante me sentí sola. Ahora era cuando me daba cuenta de que realmente nuestra aventura había terminado.