"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

sábado, 30 de mayo de 2009

LÁGRIMAS DE ALEGRÍA


Estaba durmiendo, dando vueltas en la cama. Me tapaba y destapaba sin cesar porque no estaba a gusto de ninguna de las dos maneras... hasta que oí su voz. Esos sonidos que tanto necesitaba escuchar de nuevo perturbando el silencio de casa.

Aún somnolienta, me levanté de un salto y corrí hacia la procedencia de las voces. Y ahí estaba él, con su carita de ángel y su dulce sonrisa. No me lo podía creer. Ya estaba de nuevo con nosotros. "¿Ya ha pasado todo?", recuerdo que pregunté. Y me tiré a su cuello para abrazarle con fuerza. Él, tan inocente, se asustó. No comprendía por qué lloraba. Siempre le pusieron nervioso las lágrimas y, por eso, me las limpiaba fuertemente con el dorso de la mano de forma que casi me hacía daño. "No te preocupes. Lloro porque soy muy feliz", le dije para tranquilizarle y sin poder parar de reír.

Y todo volvió a ser como antes. No, miento, como antes no. Ahora todo era mejor. Él estaba mejor que nunca. Y ese estado de ánimo era contagioso.

Era dos de enero. La mejor forma de comenzar un nuevo año.

martes, 26 de mayo de 2009

La importancia de los pequeños detalles

Necesitas un descanso. No puedes seguir con la sonrisa falsa más tiempo. Por eso, has decidido no hacerlo más. Por fin, hoy vas a poder ver a un buen amigo y podrás desahogarte.

Lo ves aparecer. Sabes que no hará como los demás. Él no te mirará con cara de pena y compasión para demostrarte con eso su apoyo. Él, simplemente, te dedica una mirada de comprensión. Sus palabras no son necesarias. Ya te lo ha “dicho” todo.
Ahora es cuando normalmente llegaría el momento de explotar y sacar todo lo que llevas dentro; pero en esta ocasión él va a preferir ayudarte de otra manera. Te conoce mejor que nadie y sabe lo que realmente necesitas. Por eso, te coge del brazo y te lleva de paseo, te arrastra por esas calles que ambos conocéis tan bien porque habéis pasado miles y miles de veces por ellas. La situación te parece cómica: “ahora pretenderá hacerme un recorrido turístico por mi propia ciudad” piensas, riéndote para ti misma. Pero pronto dejas de hacerlo. Ya empiezas a comprender.

Comienzas a “descubrir” tu ciudad: ese longevo árbol que se mueve ligeramente por la suave brisa de la noche primaveral, la belleza de la calle mientras se encuentra vacía y sin nada que perturbe su silencio, el brillo del agua de la hermosa fuente donde tu amigo decide que os detengáis. Te deja un par de minutos para que te llenes de paz y tranquilidad y opta por cambiar de tema: los asuntos banales y triviales que lleváis tratando desde que os encontrasteis desaparecen y ahora… él te hace reír. Recordándote cualquier anécdota, haciéndote partícipe de alguna otra que él haya vivido y tú no o imitándote a algún conocido común, consigue que rías y rías sin parar hasta que te duele el costado y hasta que notas cómo los músculos de la cara están demasiado tensos. Y tú te animas y recuerdas alguna otra cosa que impida que vuestras risas cesen.

Al final, te despides de él. Le agradeces en silencio lo que ha hecho por ti. Ha sido tu mejor medicina sin ni siquiera tener que mencionar la enfermedad. No hacía falta.

lunes, 25 de mayo de 2009

La esperanza es lo último que se pierde

Voy por un túnel. La oscuridad cada vez es más sofocante y no me deja casi respirar. Camino y camino cada vez más rápido hasta que tropiezo y me caigo. Noto un dolor insoportable en la rodilla. Instintivamente, mis ojos se dirigen hacia la zona dañada, pero la oscuridad es impenetrable. El líquido caliente que siento en la pierna y que gotea hasta llegar al suelo me hace intuir que estoy sangrando. Por eso, sigo caminando, algo más lento, pero con paso más decidido y firme. Siento miedo, el miedo va creciendo tanto como la negrura que me rodea. De repente, oigo voces a mi alrededor, voces de desesperanza y desasosiego: “por aquí no está la meta”, “te has equivocado”, “¡qué ilusa que eres!”. Noto que las piernas me tiemblan y que la rodilla está a punto de explotar. Pero sigo caminando, aunque no muy convencida de encontrar de nuevo la luz. Pienso y pienso en todas las leyendas que se han extendido sobre los diversos acontecimientos que se ocultan bajo ese túnel. Todos me han tachado como persona temeraria por querer explorarlo. Éste tiene que ser el adecuado. Lo sé. Tengo que seguir caminando. Aún soy joven. Tengo toda la vida por delante. Ahora sonrío. Por fin tengo Fe… confianza… esperanza. Y la oscuridad ya no me acongoja tanto.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Borrón y cuenta nueva


A veces cuesta. Cuando crees que ya has conseguido superar una etapa dura de tu vida, cuando crees que las heridas de un trompazo contra la pared ya están cicatrizando, “algo” llega y da al traste con todo: las heridas se reabren y esta vez escuecen mucho más porque estás más sensible ante cualquier ínfimo dolor. Pero poco a poco todo se va curando. Aparece ese yo interior que te grita que espabiles de una vez y que dejes de auto-compadecerte: la primera vez intentas hacerle caso, pero no te encuentras con fuerzas para ello e intentas engañarte poniendo de excusa a la astenia primaveral; la segunda vez te cuesta menos que la tercera y así, poco a poco, terminas sorprendiéndote a ti misma haciendo algo que no pensabas que fueras capaz de hacer: borrón y cuenta nueva. Sientes una fuerza indescriptible que te hace actuar de forma radical. Te da miedo que esos impulsos te abandonen pronto y, por ello, actúas con rapidez.

Ahora, ha llegado el momento. Ya no te da vergüenza salir a la calle luciendo esas antiestéticas cicatrices. Las llevas con orgullo, como heridas de guerra, y con ellas sigues con tu vida: el buen tiempo, los amigos, la familia, los planes de vacaciones… todo es buen motivo para disfrutar de la primavera de una vez.

domingo, 10 de mayo de 2009

TE ECHO DE MENOS

Todos, en algún momento de nuestra vida, echamos de menos a alguien. Normalmente siempre solemos extrañar al menos a una persona: en verano echas de menos a tus amigos del invierno, en invierno extrañas las despreocupaciones y las fiestas de las vacaciones, cuando estás triste necesitas a esa persona que te hace siempre reír o que te da un abrazo de consuelo, vives a mucha distancia de otro amigo que necesita tu apoyo y al que sólo puedes demostrarle que estás ahí a través de un mensaje o de una llamada… siempre hay algo que te impide estar con todas las personas a las que quieres.
Pero peor aún es añorar a alguien a quien ves todos los días, cuando ves que se ríe con otros amigos y tú no estás entre ellos, cuando acude en busca de ayuda y no te llama a ti como lo hubiese hecho antes, cuando de la noche a la mañana parece haber pasado de depender totalmente de ti a ni siquiera acordarse de tu existencia. Echas de menos cuando hablabais y hablabais sin parar de cualquier tontería y las horas parecían minutos, cuando al quedaros en silencio os comunicabais todas esas cosas que necesitabais “oír”, cuando con una simple mirada sabías que te comprendía y te apoyaba, cuando compartíais vuestras alegrías y vuestras penas acompañados a menudo de una buena botella…

Puede que (casi) nada sea para siempre y que tengamos que aprender a pasar página, aunque nos cueste. La vida está llena de caminos y cada uno tenemos que hacer nuestro propio recorrido, dejando a muchas personas atrás pero, también, encontrando a otras muchas unos kilómetros más adelante. Solamente unos cuantos son los que terminan yendo de la mano con nosotros hasta el final.

miércoles, 6 de mayo de 2009

PESADILLAS ANTES DE DORMIR

¡Todo parecía tan real!... era todo tan auténtico que hasta se podía sentir el frío (a pesar de la época en la que estamos), que tu piel estaba totalmente de gallina y que un temblor recorría todo tu cuerpo; pero esto no era lo que más se podía experimentar: lo peor eran las miradas, esas gélidas miradas acompañadas de sonrisas medio torcidas que te helaban la sangre.


Todos estaban allí, en fila india. Parecían estar en una cola donde se hubiesen reunido cada uno de los “tormentos que debes exterminar de tu vida”, personas que por muy diversas razones terminaron siendo parte de esa lista negra de “gente que te ha roto el corazón”. Si ya en su momento no pudiste soportarlos en solitario por todo el daño que te hicieron… ¿cómo hacerlo ahora cuando están todos juntos, uniendo sus fuerzas para intentar reabrir viejas cicatrices?. No soportas ver como el sujeto A se ríe mientras habla con el sujeto B, porque sabes que están hablando de ti. A lo mejor están diciéndose el uno al otro las jugarretas por las que te hicieron pasar: “lo mío fue peor que lo tuyo. Yo te gano”. Esa frase parece ser la más repetida en esa visible cola que no parece tener prisa por llegar a su destino.

Tú, después de tanto tiempo, crees no poder soportarlo. Por un momento agachas la mirada y necesitas apoyarte en la pared para intentar recordar cómo se respiraba. Al rato, con los pulmones llenos de aire, repasas a todos los integrantes uno por uno y miles de imágenes vienen a tu memoria. Si te estuvieras muriendo, pensarías que eso debe de ser la película de tu vida pasando en diapositivas.

Eres fuerte. Vamos, sabes que lo eres. Ninguna de esas personas te llega ni a la suela de los zapatos. Te hicieron daño porque descubrieron tus puntos débiles... pero ya has aprendido la lección. Y esta vez vas a ponerla en práctica. Reuniendo ese valor escondido que no creías poseer consigues seguir tu camino, con la cabeza bien alta y sin mirar ni una sola vez a esa cola incrédula que no deja de observarte. Lo has conseguido: ignorarlos ha sido la mejor venganza.