"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

lunes, 23 de febrero de 2015

MI QUERIDA AUSCHWITZ


Hoy he recordado el día en que te visité. Estabas apagada, mustia, como si un terrible secreto se escondiera en tu interior. Sé que intentabas gritar a los cuatro vientos todo eso que te reconcome desde hace más de 70 años.

No temas. Ya no tienes que esconderte. Has sido testigo de tanto sufrimiento y tanto dolor... De comportamientos atroces e incapaces de imaginar que puedan ser obra de los seres humanos. Has visto la congoja de niños inocentes que no sabían lo que estaba ocurriendo, has notado el miedo de esos deficientes que se encontraban en un mundo aún más hostil que el habitual, has acogido las lágrimas de esas madres dolientes que no podían proteger a sus pequeños, has resistido el orgullo y la rabia de esos hombres dispuestos a que sus familias no los vieran humillados.

Sí, no me mires así. No sé de qué te sorprendes. Es tan difícil que lo ocultes… eres como un libro abierto. No hace falta que me enseñes esas fotos de esas miles de víctimas, esos zapatitos, esas maletas, esos pelos humanos reutilizados como si de productos de higiene se tratasen. No es necesario tampoco que me muestres tu cartel autoritario e irónico en el que unos desalmados intentaban justificar sus actos contra esas pobres personas con un mísero ‘el trabajo os hará libres’.

No, tampoco hay que ver esos hornos (por suerte, ya sin uso) con los que se quemaban a esas personas. Ni siquiera, esos cuchitriles en los que era imposible que pudiera entrar una persona, muchos menos, dormir.

Solo con visitarte en el pleno invierno polaco, con esos grados bajo cero que ya llegan a las dos cifras, seguir notando el frío que me recorre cada milímetro de mi cuerpo… todo eso me hace estremecer también el alma. Pensar que esa gente iba con finos pijamas de rayas, con rasgaduras, algunos medio desnudos… durante meses y meses y meses. E imaginando todo esto, pasearte e invadir todos tus rincones hace que el terror se respire, el dolor se sienta, el miedo se padezca. Y todos esos sentimientos se viven de verdad y en su máxima plenitud cuando te conocen, cuando te visitan, cuando están contigo, Auschwitz.

lunes, 16 de febrero de 2015

AMOR-ODIO POR CHRISTIAN GREY

Parecía que nunca sucedería. Después de meses y meses de expectativas con el casting, con el rodaje, con los detalles de la adaptación cinematográfica de la trilogía… Ya ha llegado a los cines la primera entrega de ’50 sombras’… (cómo no, batiendo todos los récords de taquilla y, cómo no, acompañada de un aluvión de críticas nada positivas).

¿Pero es que acaso alguien esperaba algo más? ¿Hay algún alma cándida que creyera que se iba a encontrar con una obra maestra? ¿Merecedora de no sé cuántas nominaciones a los Oscar? Pues claro que no. Y tanta hipocresía me pone enferma.

La gente indignada tacha a la película de esto y de aquello, como si desde un principio hubieran esperado algo más de lo que, en realidad, esta ¿obra? se merece. Porque de un best-seller en el que la calidad literaria brilla por su ausencia, ha salido una película del montón (porque sí, podría haber sido mucho peor). Así que E.L. James debería dar las gracias. Porque la adaptación a la gran pantalla suaviza y dulcifica la idea descabellada que esta ama de casa con ínfulas de escritora considera lo que es un hombre perfecto que cubra las fantasías de cualquier mujer.

Porque a mí ya me puede venir Grey, Dorman o Brad Pitt en persona que si se pone a decirme lo que tengo que hacer, cómo tengo que vestir, lo que tengo que comer y con quién me tengo que relacionar… lo dejo encerrado a solas en su cuarto de juegos para que se entretenga él solito con todo lo que tiene ahí metido.

Y ¡ojo! Que no me meto con sus gustos. Que cada uno en su cama (o en donde quiera) puede hacer lo que le plazca. Pero ¿qué sentido tenemos del romanticismo, o incluso simplemente de la sensualidad, si permitimos que un tío rico y manipulador te haga regalitos carísimos cada vez que te desnudas y dejas que te haga lo que quiera? A mí se me quitarían las ganas de tener intimidad con él. Y encima, si en lugar de eso el ricachón le regalara dinero, esto parecería una versión de Pretty Woman a lo cutre.

Pero no, en la versión dulcificada parece otra película romántica para adolescentes más que intenta disfrazarse de cinta ¿erótica? Pretende ser un ‘9 semanas y media’ y no llega ni a ‘Crepúsculo’ (aunque, al menos, el actor es mucho más apetecible de mirar que Robert Pattinson… y de que te mire).

Pero que no nos engañen: aunque la chica se pase más de la mitad de la película desnuda y el actor esté ‘para entrar a vivir’ (últimamente oigo mucho esta expresión y no he podido resistirme), esta pareja tiene más poca química que en lugar de pasión parecen sentir sufrimiento. Será a lo mejor por eso que les gusta el sado.

viernes, 13 de febrero de 2015

DÍA MUNDIAL DE LA RADIO


Hoy es un día muy importante. Para muchos, es solo el día de los solteros, una festividad para aquellos que no tienen con quien celebrar el día de San Valentín (mañana); incluso este año coincide con el estreno en cines de una película aclamada por contar con un protagonista machista y misógino que, inexplicablemente, se ha convertido en el hombre de los sueños de muchas mujeres.

Pero no quiero hablar de eso. Para mí y otros muchos compañeros, hoy es el Día Mundial de la Radio, un día para celebrar porque la radio es un medio de comunicación maravilloso, mi trabajo, mi mejor amiga, mi gran aliada, mi amante preferida, la novia perfecta... Cada día me gusta más por lo mucho que me da. Y yo se lo intento compensar dándole todo lo mejor de mí: mi ilusión, mi esfuerzo, mis ganas de superación.

La radio se siente, se vive, se transmite, se escucha. Con la radio he aprendido la importancia del tiempo. Todo lo que puedes hacer cuando te dan unos pocos minutos para preparar tu próxima intervención. Lo importante que es condensar en segundos lo que a lo mejor podrías estar contando horas y horas.

Amo la radio porque envidio su fortaleza. Ha sobrevivido tantas tempestades… se mantuvo a raya cuando llegó la televisión intentando acabar con ella. Siguió con paso firme su camino cuando las nuevas tecnologías invadieron nuestro mundo. Ella se mantuvo mostrando su cercanía, su intimidad, su cariño. Porque ella acaricia el oído de sus fieles, te acompaña para que no te sientas solo, te informa de lo que ocurre a tu alrededor, te da la mano y te invita a que sueñes e imagines.

Incluso ahora, vista desde el otro ángulo, desde el lado en el que la radio se hace, la amo más. Un amor que incompresiblemente se ha ido intensificando con el tiempo. Ha sido mi gran sorpresa. Nunca imaginé todo lo que me podía enseñar tanto profesional como personalmente. Me ha ayudado a amar aún más el periodismo y a tener mucha más autoestima al ver que, por ella, soy capaz de hacer cosas que nunca hubiera esperado… y me encanta.

Disfruto con mi grabadora, persiguiendo a mis políticos, aprendiendo nuevas historias de superación de gente anónima, ayudando a denunciar algo injusto que le ocurre a alguien que no merece… incluso contando en antena el tiempo y el tráfico.


Por eso y por muchas otras cosas, se merece un homenaje. ¡Viva la radio! 

lunes, 9 de febrero de 2015

ESE CORAZÓN

Érase una vez un corazón palpitante que estaba intranquilo. Intentaba encontrar los motivos y no lo conseguía. Su propietario, intentó recapitular: con la familia le iba todo bien, en el trabajo, todo era inmejorable, sentía el cariño por sus seres queridos, la salud, nada preocupante… y entonces cambió. Una simple decisión que le atemorizaba tomar. Lo hizo. Un día, sin pensarlo dos veces. Algo que tenía que haber hecho hacía mucho tiempo, pero solo encontraba pegas y, al final, no lo hacía. Pero todo el mundo tiene un límite, esa gotita de agua que te hace estallar, que hace que se te olviden los miedos, los prejuicios, los ‘qué dirán’ y los ‘qué consecuencias tendrá este cambio’. Lo haces, así, de repente, incluso miras a tu alrededor para comprobar si realmente ha sucedido o ha vuelto a ser algo producto de tus pensamientos. Y sí, has sido tú. Al principio, todo va mal. Las manos tiemblan, alguna lágrima de nerviosismo se escapa y tu saber estar se desvanece. Te sientes cobarde y débil. Y discutes con tu yo interior por no entender qué te está sucediendo. Pero entonces, ese corazón intranquilo cambia. Vuelves a tener apetito, la sonrisa está de nuevo presente en tu cara… incluso vuelves a tener color en esas mejillas que antes estaban apagadas. Lo has hecho, sí. Y aunque al principio la sensación sea de pena, ese peso en tu corazón ha desaparecido. Y te vuelves a sentir fuerte, con seguridad, a gusto… y feliz.

lunes, 2 de febrero de 2015

DOS DÍAS DE TU VIDA ELIMINADOS


Quien lo lea puede pensar que es una exageración. Simplemente me refiero a dos días de mi vida eliminados porque problemas de salud han hecho que tenga que estar en casa encerrada todo el fin de semana. Y luego llega el lunes y vuelvo a salir. Y me siento como si esos dos días solo hubieran sido un sueño, como si no hubieran existido. Para mí no es lunes día 2. Para mí es sábado día 30, porque el sábado 30 y el 31 estuve en casa sin hacer nada. Y salgo a la calle y la veo llena de gente abrigada, con paraguas, porque está lloviendo, incluso las calles las veo diferentes, dos días más viejas, y yo sin embargo me siento dos días más joven. Puede también que el hecho de que se acerque mi cumpleaños haga que para mí un día sin actividad sea como un día perdido, un día eliminado.


Para mi este año tendrá 363 días. Porque no estoy acostumbrada a no salir: hasta con fiebre, enferma, siempre lo he hecho porque tanto tiempo en casa me asfixia. Hace tiempo me puse la meta… o el propósito de no encerrarme un día siquiera en casa, de intentar salir a la calle, al cine que tengo al lado, a comprar cualquier cosa, a dar un mínimo paseo, la vuelta a la manzana, pero ese respiro y esa necesidad de aire siempre ha estado latente en mí. Hasta que algo que nunca me podía imaginar, como el hecho de decir “no puedo cambiarme”, “no puedo salir”, “estoy indefensa”, “solo me encuentro a gusto entre mis cuatro paredes”…

Y todo eso ha hecho que ese pacto que me hice a mí misma hace un par de años se haya tenido que romper.