"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

lunes, 25 de mayo de 2015

MIEDO A DISFRUTAR


(Después de una semana de luto, vuelvo a mis entradas de los lunes en el blog… para empezar la semana con energía)

Últimamente la vida me sonríe. No lo quiero decir muy alto por si me escuchan y se me gafa, pero 2015 está siendo un buen año.

La radio me encanta y en COPE me siento como en una segunda casa. Todos somos un gran equipo, como una familia grande con los que tienes más afinidad o menos, con los que hablas más o menos, con los que intimas más o menos, con los que te ríes más o menos… pero son tu familia, al fin y al cabo.

Y ayer me lo volvieron a demostrar. Ser productora del Programa Especial Elecciones 2015 de Madrid no es tarea fácil. Fundamentalmente, en un año como este, donde el cambio está trastocando, para bien o para mal, nuestra nada apreciable política española. Fue un día de mucho estrés: subiendo y bajando, escribiendo a toda máquina, sacando cortes, recibiendo correos, haciendo llamadas… pero la recompensa del trabajo bien hecho y de vivir de primera mano una jornada tan importante bien valieron el esfuerzo.


Sobre todo, me quedo con la labor de los compañeros. Todas esas personas que vieron mi agobio y me ofrecían ayuda, me decían que cenara, se preocupaban, estaban atentos y me pedían que me calmara, que todo estaba saliendo bien. Y todo eso me ayudó a poder respirar hondo y pude volver a sonreír, a sentirme feliz, por todo lo que estoy viviendo y porque, si algo estoy aprendiendo en estos momentos es que no importa lo que dure la felicidad… lo primordial es saber lo que es, sentirla y disfrutarla al máximo, dure lo que dure, porque eso es algo que nadie te podrá quitar, aunque tenga fecha de caducidad.

lunes, 11 de mayo de 2015

¿QUÉ HAGO AQUÍ?


Un día te despiertas y sientes una gran laguna en tu cabeza. No sabes
lo que ha ocurrido e intentas hacer memoria. Pruebas con esa técnica
que tantas veces te han aconsejado de intentar escenificar detalle por
detalle todo eso que has vivido y que aún no se ha borrado de tu
cabeza.

“Yo estaba haciendo esto, en compañía de esta persona, en tal lugar.
El motivo fue por este y luego acabamos cambiando a otro sitio,
haciendo algo diferente… ¿pero el qué?” Y ahí vuelves a quedarte
atascado con tus recuerdos, que los sientes moverse como en una
nebulosa.

Te exprimes la cabeza, intentas recordar… más, algo más. Y sensaciones
extrañas se mezclan con ese recuerdo cronológico. Una imagen llega a
tu cabeza… pero ya no sabes cuándo pasó, por qué… ni siquiera podrías
poner la mano en el fuego y asegurar 100% si es un recuerdo real o si
simplemente lo soñaste. Es una imagen tan extraña que lo más probable
es que no haya ocurrido nunca.

Y se vuelven a mezclar otras escenas, otros recuerdos, otras personas,
otras situaciones, otros lugares. Y el desasosiego por no entender da
paso a una extraña alegría, una felicidad que pocas veces has sentido.
Y no sabrías exactamente decir qué es lo que motiva esa sensación.

Das vueltas y vueltas en la cama, consigues abrir los ojos y notas
otra vez ese sentimiento: ¿qué hago aquí? Esa no es tu habitación, no
es tu cama, no es tu hogar…

Y el miedo te provoca un nudo en la garganta. Una sombra, a no mucha
distancia de ti, se dibuja en el horizonte. Y entonces algo te dice
que es donde debes estar. Y vuelves a sentirte de nuevo en casa.

martes, 5 de mayo de 2015

INTERPRETANDO LAS SEÑALES


Yo ya te he visto. En el fondo, te conozco desde siempre. Aunque admito que no me había dado cuenta hasta el día en que nos presentaron.

Me llevas siguiendo toda la vida. Me persigues cuando salgo de casa, te cruzas conmigo por la calle a diario, me has pillado alguna vez mirándote sin mucha atención, veo tu sonrisa o tus ojos me han cautivado sin proponérmelo incluso cuando es a otros a los que le dedicas tu atención.

En el parque también te he visto, con tus amigos. Te he observado en el metro, en el tren o en el autobús. En el instituto, en la universidad, en el trabajo… siempre pululabas por ahí, muy cerca de mí.

Disimulabas distraído sacándote un café en la máquina del pasillo o un refresco… también una bolsa de patatas. A veces me regalabas un “hola” casi sin mirarme. Puede que incluso te haya visto con otra… con otras; pero en esa época aún no nos habían presentado.

Y es que el día en el que hablamos por primera vez, a solas, me di cuenta de que el destino me estaba poniendo señales constantemente por el camino. He convivido con tus ojos en otras personas, tu sonrisa, tu voz, tu olor, tus manos, tu barbilla, tu nariz, tu altura, tu complexión. Tu sentido del humor, tu ironía, tu inteligencia. Tu ciudad de procedencia, tu edad, tus gustos, tus amigos. Y todo eso siempre visto en personas diferentes que se cruzaban en la rutina de mi día a día prácticamente desde que tengo uso de razón.


Puede que eso sea una prueba de lo importante que eres… y tienes que ser en mi vida.