(Después de una semana de luto, vuelvo a mis
entradas de los lunes en el blog… para empezar la semana con energía)
Últimamente la vida me sonríe. No lo quiero decir
muy alto por si me escuchan y se me gafa, pero 2015 está siendo un buen año.
La radio me encanta y en COPE me siento como en una
segunda casa. Todos somos un gran equipo, como una familia grande con los que
tienes más afinidad o menos, con los que hablas más o menos, con los que
intimas más o menos, con los que te ríes más o menos… pero son tu familia, al
fin y al cabo.
Y ayer me lo volvieron a demostrar. Ser productora
del Programa Especial Elecciones 2015 de Madrid no es tarea fácil.
Fundamentalmente, en un año como este, donde el cambio está trastocando, para
bien o para mal, nuestra nada apreciable política española. Fue un día de mucho
estrés: subiendo y bajando, escribiendo a toda máquina, sacando cortes,
recibiendo correos, haciendo llamadas… pero la recompensa del trabajo bien
hecho y de vivir de primera mano una jornada tan importante bien valieron el
esfuerzo.
Sobre todo, me quedo con la labor de los
compañeros. Todas esas personas que vieron mi agobio y me ofrecían ayuda, me
decían que cenara, se preocupaban, estaban atentos y me pedían que me calmara,
que todo estaba saliendo bien. Y todo eso me ayudó a poder respirar hondo y pude
volver a sonreír, a sentirme feliz, por todo lo que estoy viviendo y porque, si
algo estoy aprendiendo en estos momentos es que no importa lo que dure la
felicidad… lo primordial es saber lo que es, sentirla y disfrutarla al máximo,
dure lo que dure, porque eso es algo que nadie te podrá quitar, aunque tenga
fecha de caducidad.
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