Hoy
he recordado el día en que te visité. Estabas apagada, mustia, como si un
terrible secreto se escondiera en tu interior. Sé que intentabas gritar a los
cuatro vientos todo eso que te reconcome desde hace más de 70 años.
No
temas. Ya no tienes que esconderte. Has sido testigo de tanto sufrimiento y
tanto dolor... De comportamientos atroces e incapaces de imaginar que puedan
ser obra de los seres humanos. Has visto la congoja de niños inocentes que no
sabían lo que estaba ocurriendo, has notado el miedo de esos deficientes que se
encontraban en un mundo aún más hostil que el habitual, has acogido las
lágrimas de esas madres dolientes que no podían proteger a sus pequeños, has
resistido el orgullo y la rabia de esos hombres dispuestos a que sus familias
no los vieran humillados.
Sí,
no me mires así. No sé de qué te sorprendes. Es tan difícil que lo ocultes…
eres como un libro abierto. No hace falta que me enseñes esas fotos de esas
miles de víctimas, esos zapatitos, esas maletas, esos pelos humanos
reutilizados como si de productos de higiene se tratasen. No es necesario
tampoco que me muestres tu cartel autoritario e irónico en el que unos
desalmados intentaban justificar sus actos contra esas pobres personas con un
mísero ‘el trabajo os hará libres’.
No,
tampoco hay que ver esos hornos (por suerte, ya sin uso) con los que se
quemaban a esas personas. Ni siquiera, esos cuchitriles en los que era
imposible que pudiera entrar una persona, muchos menos, dormir.
Solo
con visitarte en el pleno invierno polaco, con esos grados bajo cero que ya
llegan a las dos cifras, seguir notando el frío que me recorre cada milímetro
de mi cuerpo… todo eso me hace estremecer también el alma. Pensar que esa gente
iba con finos pijamas de rayas, con rasgaduras, algunos medio desnudos… durante
meses y meses y meses. E imaginando todo esto, pasearte e invadir todos tus
rincones hace que el terror se respire, el dolor se sienta, el miedo se padezca.
Y todos esos sentimientos se viven de verdad y en su máxima plenitud cuando te
conocen, cuando te visitan, cuando están contigo, Auschwitz.
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