La vida es maravillosa si aprendes a vivirla: deléitate
contemplando la risa de un ser querido, observa un bonito paisaje lleno de
miles de colores, disfruta haciendo las cosas que te hacen feliz para poder
tener miles de recuerdos que te hagan sonreír. No es tan difícil dejarse llevar
y disfrutar de esa buena gente que te hace la vida más fácil y te la llena de
luz… porque cada buena persona vale más que 10 personas tóxicas con las que te
cruzarás en tu camino.
A veces, parece que la felicidad es efímera y
transitoria, pero simplemente es que estamos más acostumbrados a dejarnos
llevar por las malas vivencias, las preocupaciones, los agobios… en lugar de
recrearnos en lo bueno que nos pasa. Porque nos sentimos con derecho a pedir
constantemente que las cosas nos vayan bien en lugar de agradecer aquello que
nos ocurre y nos hace feliz; porque incluso cuando estamos bien siempre
encontramos un ‘pero’ que nos impide reconocer la gran etapa que estamos
atravesando. Como si el decirlo en voz alta fuera a hacer que se nos gafara y
nuestra suerte se truncara.
Así que déjate de tonterías y ¡Carpe Diem!, ¡disfruta
el momento!, ¡vive! Si no lo haces, llegará un día en el que te arrepientas de
no haberlo hecho.
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