"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

jueves, 19 de agosto de 2010

La novia en el altar (Tercera opción).


Los invitados están impacientes. Algunos se han levantado de sus asientos y esperan en la puerta de la iglesia a que llegue el novio, que se está retrasando demasiado. Hasta que aparece un coche... ¿Por fin es el novio?... No, quien ha llegado es la novia. Guapa, radiante sublime… y hecha un manojo de nervios. Ella nota la reacción de la gente, que la observa curiosa. ¿Qué ocurre?... ¡Lo sabía!. Ni siquiera el día de su boda, el día más importante de su vida, su novio es capaz de llegar a tiempo. La novia habla con su padrino. ¡No ha llegado aún!. Cuando está a punto de darse la media vuelta lo ve... Está allí, entre los invitados. Ese hombre que llegó a su vida para ponérsela patas arriba y llenarla a ella de infinitas dudas. Al verlo, consigue tranquilizarse y coge del brazo a su padrino. Se dirige resuelta hasta llegar al pasillo de la iglesia. Esperará al hombre de su vida en el altar.
Cuando llega, lo vuelve a ver. El joven se ha acercado hasta una posición en la que ella puede observarlo detenidamente. ¡Qué guapo que está!... La novia no puede evitar pensarlo. Enseguida desvía la mirada. Él no deja de mirarla fijamente a los ojos, desafiándola. ¿Es que no se rinde? Ni siquiera hoy. Piensa ella. A su mente, llega el día en el que se conocieron. Se le escapa una tímida sonrisa al recordarlo. Ella fue a casa de su novio. Habían quedado para comer y, después, empezar con los preparativos de la boda. Después de más de 10 años de noviazgo, al fin habían decidido dar el paso. Habían esperado a tener una situación estable que los respaldara en su futuro juntos. Cuando ella llegó a casa de su chico, oyó el agua de la ducha. Entró sigilosamente para darle una sorpresa… y al final fue ella la sorprendida. Se encontró a un hombre que no había visto en la vida. Era un primo lejano de su novio. Había venido a la ciudad a ayudarlos con algunos de los detalles de la boda. Desde ese día, ÉL no se cortaba. Era unos cinco años mayor que su primo… y eso se notaba. Pero parecía un quinceañero al lado del novio. Y en parte, eso le gustaba a ella. Le hacía recordar los tiempos en los que comenzó a salir con su pareja: el tonteo, el coqueteo, las interminables llamadas, los detalles… en definitiva: la ilusión de saber que gustaba a otra persona. Pero, también, esta nueva situación la hacía ponerse muy nerviosa. Temía que la relación sólida que su novio y ella habían logrado crear se viniera abajo de la noche a la mañana de un plumazo.
El hombre seguía en la iglesia, observando a la novia. "Aún estás a tiempo". Pensaba para sus adentros. "Yo te puedo ofrecer cosas que mi primo nunca lo hará más: aventura, diversión, descontrol… volver a ser adolescentes y vivir sin ataduras". Se sentía hipnotizado: la novia estaba realmente hermosa con ese vestido que él mismo había elegido para ella. Recuerda ese momento. Una de las múltiples veces de las últimas semanas en las que se habían quedado los dos solos. Él se paró ante un escaparate y vio el vestido. "Está hecho para una diosa como tú". Ella rió ante el atrevimiento. Ya se estaba acostumbrando a sus osados comentarios. Entró en la tienda para probarse el vestido con la única intención de callar al chico. Pero cuando se lo vio puesto, los dos se enamoraron de él. Por fin conseguían estar de acuerdo en algo.
Como si hubiese leído sus pensamientos, la novia por fin se atreve a mantenerle la mirada. Pero en esta ocasión es diferente. La mirada está llena de compasión. Es como si ella le pidiera perdón por no haberlo elegido a él, porque a pesar de todos los intentos, ella seguía dispuesta a casarse con el hombre que en esos momentos entraba por la puerta de la iglesia, con la cara descompuesta por su tardanza pero más feliz que nunca...

miércoles, 18 de agosto de 2010

LA MENTIRA DE "LA VERDAD". (INUNDACIONES EN ÁGUILAS, MURCIA)



Despierto el martes 17 de agosto a las 12 y 15 del mediodía. Bueno, en realidad me despiertan. Sólo puedo escuchar: "¿Oíste la lluvia de esta mañana?"... ¡Claro que la escuché!. A las 6 y 15 de la mañana me acosté y di unas cuantas vueltas en la cama. El ruido de la lluvia sobre el techo del porche de mi vecina no me dejó dormir hasta pasado un buen rato. Vuelven a hablarme y me dicen: "Esta madrugada la rambla se ha desbordado, hay inundaciones"... Menuda novedad, -es lo primero que pienso-. Siempre que llueve en Águilas con fuerza la lluvia ha arrastrado al mar troncos secos, todo tipo de basura e incluso hasta algún animal muerto. "Hay 17 coches junto a la plataforma, dentro del mar"... Esta última frase es la que hace que me levante de un salto... ¿¿¿QUÉ???... Será una broma. O no lo habré entendido bien.
Me dan los nervios... ¡Vamos!. ¡Corred, corred!. ¡Veamos lo que ha pasado!.
Es increíble. ¿Cómo la lluvia va a arrastrar un coche mar adentro?. "Nooo. Uno no... 17. Y es posible que haya alguno más en el fondo, debajo de los coches que aún se ven."

Llegamos al lugar. Vemos los coches que aún están en la rambla; los que han conseguido no llegar hasta el mar porque han chocado con las palmeras, paredes, señales de tráfico... o contra otro coche.
Nos hacemos una foto mi prima, mi hermano y yo. Mi hermano, que es autista, no tiene ni idea de lo que pasa. Mira curioso para todos lados porque ve (o intuye) que algo está pasando fuera de lo normal. Quiere irse porque al andar nos quedamos atrapados en el barro. A mí por poco se me rompe la chancla de playa tratando de salir del lodo que nos cubre más arriba de los tobillos.

Águilas, nuestro segundo hogar, el pueblo de nuestra vida (los tres somos de ciudad) está patas arriba.

Nos hacemos una foto para inmortalizar este día tan extraordinario, tan diferente, porque estamos en el centro de la noticia... y yo, que estoy estudiando periodismo, con más interés aún... Pero cerca de nosotros se encuentran periodistas del diario La Verdad de Murcia. En concreto dos, que no demuestran ser muy profesionales y que parecen tertulianos de algún programa de televisión basura que tanta audiencia tienen. Se sirven de un amarillismo sin escrúpulos para ridiculizarnos a los tres. Insisto: MI HERMANO ES AUTISTA y no es consciente de lo que está pasando.
Esta mañana aparecía nuestra foto en este "verídico" periódico para "informar" de que "algunos turistas y veraneantes no dudaron en fotografiarse junto a coches destrozados, como si de una postal veraniega se tratara. En la imagen tres chicos sonríen junto a un vehículo afectado". (Página 5)...

¿¿¿TRES CHICOS SONRÍEN???. Mi hermano no sonríe. Está haciendo estereotipias propias de su enfermedad. Mi prima mira al suelo para no resbalarse, y yo guiño los ojos porque me molesta el sol... ¿¿¿ESO ES REÍRSE???. ¿¿¿ESO ES HACER FOTOS "COMO SI DE UNA POSTAL VERANIEGA SE TRATASE"???.

Que se dediquen a informar con la verdad o que cambien el título del periódico. Y que no vuelvan a sacar fotografías de un chico deficiente, incapacitado y de una menor de edad sin el consentimiento de sus padres.