"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

viernes, 20 de mayo de 2011

INSOMNIO

Días ajetreados de un lado para otro, exámenes, estudio, biblioteca, ordenador, casa, café, trabajos, exposiciones, nervios, alivios momentáneos… y vuelta a empezar. Es el periodo de exámenes. Durante al menos dos semanas tu vida se reduce a eso. Incluso, para qué negarlo, sonríes al pensar que tantas idas y venidas y tener todo tu tiempo ocupado te ayuda a no dejar a tu mente torturarse por asuntos que competen a otras partes de tu vida. Pero llega el momento, el inevitable momento, de acostarse en la cama, apagar la luz, respirar, pensar en lo que tienes que hacer al día siguiente y si ya has hecho esa noche todo lo que tenías que hacer ese día… sigues intentando pensar en todo esto hasta que te entre el sueño y poder descansar. Pero ya no puedes más. No puedes alargar el agónico momento. Ha llegado la hora de comerte la cabeza, de darle vueltas a asuntos tan imposibles que sería mejor dejarlos donde estaban, en ese resquicio olvidado de tu mente. Pero, por el contrario, ahora aparecen con más fuerza que nunca. Puede que el hecho de haberlos tenido abandonados durante todo el día, en lugar de conseguir acabar con ellos poco a poco, haya conseguido que se vayan haciendo más fuertes, como si su letargo fuera una fuente de constante auto-alimentación y permitiera despertar, en esta hora crucial de “necesito dormir”, a la bestia que tenía escondida dentro. A veces, nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. Y ahora más que nunca no tienes duda de ello.

lunes, 9 de mayo de 2011

Y TODO TERMINA


A veces, la vida es tan sorprendente que no sabes cómo reaccionar ante ella. Una noche, de repente, alguien se cruza en tu camino y consigue que tu vida cambie. Que todo tenga sentido. Que sientas que al fin has encontrado ese aliciente y el ingrediente que faltaba en tu vida para ser una persona renovada, llena de ilusiones, feliz. Te sientes querida y amada. Y para colmo tú amas y quieres a esa misma persona. La simbiosis que se produce es tal que crees que toda tu vida has esperado a ese momento concreto, esa milésima de segundo en la que descubres que esa persona nueva en tu vida es también la que ocupa, de repente, gran parte de tu corazón.

Pero al igual que ese cambio te llega en una milésima de segundo, llega también ese brevísimo momento en el que tienes que tomar una decisión trascendental, algo que supondrá un cambio drástico en tu vida. El tiempo pasa y por fin te das cuenta de que las personas somos como las cebollas: estamos llenas de capas. En las más superficiales, solo ves las virtudes, las buenas cosas, los detalles que hacen que te enamores de esa persona. Pero pronto vas viendo aparecer esos defectillos, que al principio consideras insignificantes y/o soportables y llevaderos. Hasta que sigue avanszando el tiempo y es entonces cuando llega la prueba de fuego. ¿Es esa persona como me esperaba? ¿Qué sacrificios y qué estoy dispuesta a dar de mí para que nuestra relación siga adelante y tenga futuro? ¿Realmente merece la pena? ¿Esa persona es (o sería) capaz de darlo todo por mí igual que yo por ella?

Y es ahora cuando descubres que no siempre puedes dejarte llevar por el corazón. Que el querer a una persona no es suficiente para poder estar con ella. Porque puede que si estás con esa persona, a la larga, solo consiga hacerte más daño que el que sientes en este momento. Sí, es doloroso decidir terminar con una persona cuando tu corazón lo que más desea en el mundo es estar todos los minutos de tu tiempo con ella. Pero las relaciones son cosa de dos. Y el día que descubres que no eres tan importante para ella como creías, ya que en su lista de prioridades, ahora que no tiene que luchar por conquistarte, has caído hasta el último puesto… ese mismo día tus deseos y necesidades de que esa persona dé por ti lo mismo que tú por ella, tienen que imponerse. Y serás capaz de juntar todo el valor y el coraje para decidir, serena la mirada y firme la voz, que ya todo definitivamente se acabó.