1. La chica es simpática.
Si esa frase proviene de un hombre heterosexual… chungo, chungo. Y es que… lo siento, pero no me imagino a un grupo de chicos diciendo: “Pues fulanita tiene una belleza interior… y menganita es tan simpática…”. Lo que verdaderamente estará pensando el susodicho en cuestión es: “preferiría salir con Mª Teresa Fernández de La Vega antes que con esta tipa. A ver si logro encasquetársela a alguno de éstos”.
2. El chico es majete.
Bueno, bueno. Esto ya es otra cosa. Si ves a otro ser masculino diciendo esta frase, lo que en realidad está diciendo es: “¡qué envidia le tengo al tío éste!. Se las tiene que llevar a todas de calle y yo aquí, sin comerme un rosco”.
Si, en caso contrario, es una mujer la que dice esto sobre un chico, está empezando a gustarle (como diría una amiga: “le pica”). Un gran paso para que pueda haber algo si el chico también está por la labor (vamos, si no piensa que “es simpática”).
3. No es lo que parece.
La típica frase. La archiconocida. Y es que… ¿quién no la ha oído alguna vez, en alguna película donde el/la cornudo/a descubre a la pareja con su amante?. Aquí, el único significado existente es que el sujeto pillado, fuertemente sorprendido, no encuentra ninguna disculpa aceptable ante lo ocurrido y, por ello, se ve obligado a utilizar una expresión que, además de burda, es humillante hacia la persona engañada.
4. ¿Nos conocemos de algo?.
Sí, claro que sí. Seguro que la gran cantidad de alcohol en sangre te ha hecho tener una memoria prodigiosa como para acordarte de que hace mil años un amigo común nos presentó, o que nos cruzábamos por la calle muy a menudo, o que me parezco a alguien que no ves desde hace mucho tiempo. Seguro que lo que tomas cuando sales, en vez de calimocho o cerveza, es un potente licor de rabos de pasas para mantener esa memoria de elefante.
¡Vaya forma de ligar!. ¡Cúrratelo un poquito, tío!.
5. Estoy pasando por un mal momento…
No sigas, no sigas. Déjame terminar la frase: “…y necesitas de algún alma caritativa, a ser posible del sexo contrario, que te ayude a superar el mal trance por el que pasas”. Pobrecito mío. Serás capaz de decirme que los 500 amigos con los que te he visto hace 5 minutos son solamente “colegas” con los que sales por ahí a tomar algo para no quedarte sólo en casa y que tu tristeza inunde las 4 paredes de tu hogar.
6. Ya te llamaré.
Cuando alguien te diga esto… ¡tiembla!. Esta expresión, además de ser coloquial en una entrevista de trabajo fallida, suele emplearse para dar la patada a alguien que no quieres volver a ver. “Le digo esto, a ver si me deja en paz de una vez y se olvida de mí”. Lamentable pero cierto: tienes nulas posibilidades de volver a ver a la persona que te lanzó ese hechizo destructivo.
7. No eres tú, soy yo. Démonos un tiempo.
Algo un poco más elegante de dejar a tu pareja, ya que al menos intentas suavizar un poco la dura opción que has elegido. Pero, a la vez, no conozco ninguna otra expresión que sea capaz de decir tanta mentira junta en tan sólo 8 palabras: por supuesto que eres tú, algo has hecho que en su opinión ha cambiado lo que sentía por ti o algo no has hecho que ha producido que se apague la llama; además, ese tiempo del que habla (si es que de verdad existe) será muy muy muy largo.
8. Como tú veas.
Frase que avecina un huracán, una pelea de pareja. La chica, un poco celosa de que su chico no le dedique todo el tiempo que ella desearía, intenta lanzarle esta indirecta cuando él le empieza a contar posibles planes con sus amigotes. Él, con su típica simpleza e inocencia, creerá que ella es lo suficiente comprensiva y generosa como para dejarle total libertad. Sin embargo, ella está tan enfadada que aprovechará la mínima oportunidad para restregártelo en la cara (si al final decides hacer esos planes con los colegas) en la siguiente discusión.
9. Era ella la que se me quería meter por los ojos.
Ahora va a resultar que la fémina en cuestión abusó de ti, te puso una pistola en la cabeza y te obligó a tener con ella “más que palabras”. Mientras esta desgracia ocurría, seguro que él estaba pensando en su chica, en el sufrimiento que tenía por el daño que le estaba haciendo sin que ella se enterara… ¡¿Cómo en pleno siglo XXI aún puede existir una frase tan machista?!.
10. Yo sólo tengo ojos para ti.
Oyendo esto es como me doy cuenta de por qué se suele decir que “el amor es ciego”. Al parecer, aparte de serlo tanto como para hacer que te estrelles contra la pared de enfrente, lo es también como para que no puedas ver a cualquier persona de sexo opuesto que no sea tu pareja y que se cruce contigo. ¡Ya!. Será por eso por lo que miran de esa forma tan insistente, para ver si mirando más de 3 minutos seguidos y sin pestañear, la vista les va a volver de nuevo, como cuando eran solteros/as y sin compromiso.