"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

martes, 1 de noviembre de 2011

LOS NIÑOS

Recorro las calles y las veo llenas de niños. Dando gritos en sus peleas por ver quién llama más la atención. Molestando a los que simplemente queremos dar un paseo para desconectar y tener unos momentos de paz. Pero, a pesar de esto, también son los causantes de que la ciudad esté llena de alegría y jolgorio incluso en un día tan triste como éste. El recuerdo de las personas que ya no están nos hace daño. Y los niños, sin embargo, son todo lo contrario: con su inocencia y ese “no conocimiento”, están llenos de energía y vida. Son criaturas “angelicales” a las que se les permite todo. Ni siquiera tienen ni idea de cómo es el mundo que les rodea. No piensan más allá de lo que su corta mirada les deja ver. No entienden que hay un futuro al que temer. Viven su vida totalmente ajenos a lo que les puede suceder mañana. Y ni siquiera se lo plantean. Por eso, no tienen miedo a reír, a llorar. Tienen una sorprendente capacidad de poseer sentimientos contrapuestos en breves instantes de tiempo. Y, aunque eso también nos pueda pasar a los que ya no somos tan niños, ellos tienen un don que nosotros no poseemos: cuando eres pequeño, no sufres, disfrutas más de los momentos buenos que de los malos. Vives el presente y solo lloras cuando te has pegado con un amigo en el recreo del cole. Admiro a estas criaturas porque solamente por el hecho de ser niños ya tienen más derechos que nosotros. A ellos se les permite todo. Pero ¿y a nosotros?

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