El sábado pasado, dando una vueltecita por Fnac, ví este libro de Paulo Coelho y decidí comprármelo. Esta tarde se me ocurrió empezar a leérmelo y... ya me lo estoy acabando, porque su historia me tiene enganchada y cautivada. Por eso, me gustaría compartir con todos vosotros uno de los fragmentos que más me han gustado:
-Te quiero dar algo-dijo él, entregándome una bolsita roja.
La abrí inmediatamente. Dentro había una medalla vieja y oxidada, con Nuestra Señora de las Gracias en un lado y el Sagrado Corazón de Jesús en el otro.
-Era tuya-dijo al ver mi cara de sorpresa.
Mi corazón empezó de nuevo a dar señales de alarma.
-Un día de otoño como éste, cuando teníamos unos diez años, me senté contigo en la plaza que tiene el roble grande. Yo quería decir algo que había ensayado durante semanas. En cuanto comencé, me dijiste qe habías perdido la medalla en la ermita de San Saturio, y me pediste que fuera a buscarla.
Yo me acordaba. Dios mío, claro que me acordaba.
-Logré encontrarla-prosiguió. Pero cuando regresé a la plaza ya no tenía coraje para decir lo que había ensayado. Entonces me prometí que sólo te entregaría la medalla cuando pudiese terminar la frase que había comenzado a decir aquel día, hace casi veinte años. Durante mucho tiempo intenté olvidar, pero la frase seguía presente. No puedo vivir más con ella.
Dejó el café. Encendió un cigarrillo y se quedó un largo rato mirando la punta. Finalmente se volvió hacia mí.
Es una frase muy sencilla-dijo-. TE QUIERO.
La abrí inmediatamente. Dentro había una medalla vieja y oxidada, con Nuestra Señora de las Gracias en un lado y el Sagrado Corazón de Jesús en el otro.
-Era tuya-dijo al ver mi cara de sorpresa.
Mi corazón empezó de nuevo a dar señales de alarma.
-Un día de otoño como éste, cuando teníamos unos diez años, me senté contigo en la plaza que tiene el roble grande. Yo quería decir algo que había ensayado durante semanas. En cuanto comencé, me dijiste qe habías perdido la medalla en la ermita de San Saturio, y me pediste que fuera a buscarla.
Yo me acordaba. Dios mío, claro que me acordaba.
-Logré encontrarla-prosiguió. Pero cuando regresé a la plaza ya no tenía coraje para decir lo que había ensayado. Entonces me prometí que sólo te entregaría la medalla cuando pudiese terminar la frase que había comenzado a decir aquel día, hace casi veinte años. Durante mucho tiempo intenté olvidar, pero la frase seguía presente. No puedo vivir más con ella.
Dejó el café. Encendió un cigarrillo y se quedó un largo rato mirando la punta. Finalmente se volvió hacia mí.
Es una frase muy sencilla-dijo-. TE QUIERO.
4 comentarios:
Ohhh...qué romántico! Siendo tú y teniendo ese apellido tan característico no sé como no me imaginaba el tipo de novelas que leías, jeje...
Me ha gustado mucho, de quien es?
Un beso guapetona.
Lauri, me encanta tu elección, yo me lo leí este verano, me lo dejo Conchi a principios de curso y me dijo que tenia los años de uni para leermelo, jejeje, no había tenido lugar antes, yo tb lo recomiendo pk es precioso, lo tengo todavía guardado con paginas señaladas para guardas ciertos fragmentos que me llegaron al corazón,(que no se entere Conchi de que ya lo leí)jijiji..que todavía no los he copiado y no se lo he devuelto;)es sencillamente precioso y engancha ya lo creo que engancha, un besazo apa, ves como compartimos muchas más cosas aparte de ILDIVO y BlasXD
Nenica mi libro!!!!!!!!
Es de mis preferidos de este escritor, es profundo, melancolico, triste y a la vez alegre, no pierde la fe en cada una de las cosas q ocurren.
Es tannnnnnnnn bonito!!!!
Un beso!
Ruth, quiero hacerte unas aclaraciones:
1º-> El que me apellide de una manera determinada no implica que sólo lea novelas románticas. Mi espectro es muy amplio.
2º-> Si hubieras leído mi entrada entera tu pregunta hubiera quedado respondida enseguida y no hubieras tenido que formularla.
3º-> El comentario que le hago a Use en su blog sobre la calle universitaria se refiere a Berlín (nuestra conversación empezaba en los comentarios de mi entrada del viaje de Interraíl).
Un besico a las tres, guapas!.
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