martes, 15 de febrero de 2011
SOLAMENTE A VECES
Recuerdo esas veces en las que me mirabas cuando estaba triste. Y tú eras incapaz de preguntarme qué me pasaba. Preferías distraerme, fingir que no te dabas cuenta de que algo malo me pasaba. Porque, en el fondo, sabías perfectamente lo que era. Pero siempre es más cómodo hacerse el tonto, ¿no? Al principio, me preguntabas cualquier tontería para que dejara de pensar en el tema. Otras veces, incluso, preferías decirme algo gracioso para hacerme reír. Y al final siempre lo conseguías. La risa a veces hacía que se olvidase todo lo malo, como si nunca hubiese pasado. Y solo quedara lo bueno. Como si los malos recuerdos solo fuesen pesadillas y nunca hubiesen sido sucesos reales. Pero sí que lo eran. Sí que lo son. Y tú lo sabes mejor que nadie. Porque tus miradas lo dicen todo. Tus gestos. Tus reacciones involuntarias. Tu nerviosismo constante. Lo malo es que esas cosas solo las puedo saber cuando nos vemos, y eso no es algo que suceda muy a menudo. Aunque peor aún es que me digas algo y luego no seas coherente con lo que dices. Y luego yo soy la única que se siente mal. Porque sé que lo dices en esa situación porque se te ha escapado. Y no eres capaz de decírmelo siempre, en cualquier situación, porque tú quieras decírmelo porque lo sientes de verdad. O, mejor aún, demostrarlo. Porque las palabras se las lleva el viento. Lo que importan son los hechos. Y el verdadero hecho es que la tonta siempre termino siendo yo, que la que cede siempre es la misma persona… y que no merece la pena.
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1 comentario:
Yo también he sido de las que he cedido siempre, y no por eso Laura me he sentido, ni me siento tonta.
Cada uno es feliz con su forma de ser y no tienen por qué ser mejores las de otros.
Besos miles.
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