"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

jueves, 21 de julio de 2011

PRECIPITÁNDOSE AL VACÍO

Y lo ves, lo oyes cómo cae, sientes el ruido que va haciendo al chocarse con los cables que se encuentra en su camino... Hasta "el gran sonido", la traca final, el inconfundible "ya está, ya ha llegado al suelo, de ahí no pasa". He conseguido que las llaves de mi casa se cuelen por el hueco del ascensor. Para estos casos ¿no se podría hacer como en los programas informáticos? Cuando estás con el ordenador y borras un documento, te sale un mensajito preguntándote: "¿está seguro de que desea mover este archivo a la papelera de reciclaje?" Y así, en el caso de que te equivoques y mandes a dicha popular papelera un documento importante, luego puedes meterte y restaurarlo. Es decir, tienes dos oportunidades de enmendar tu error. Pero la rendija del ascensor no me ha dado tregua alguna. Como si de un aspirador se tratase, se ha llevado mis llaves a lo más hondo de sus profundidades, al "foso", como así lo llaman los expertos ascensoristas. Y con este calor sofocante de las 3 de la tarde en el pleno centro de Murcia, me he encontrado tirada en la calle más de 2 horas (y menos mal que era una urgencia, que si no aún me encuentro esperando a que rescaten mis llaves). Sí, aunque no me lo pregunten ahora lo tengo claro: no deseo mover mis llaves al reciclaje del foso del ascensor.

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