Una situación corneliana es aquella en la que una persona se siente en una encrucijada porque, elija lo que elija entre dos opciones, va a perder algo. El término es muy utilizado aún en Francia, ya que se veía mucho en las obras de teatro de Corneille y, por él, adquiere este nombre.
Todos, sin apenas darnos cuenta, nos enfrentamos a diario a este tipo de situaciones. Por ejemplo: tu sueño es estudiar algo que no puedes realizar en tu lugar de origen. Si te vas, estarás cumpliendo tu sueño, pero dejarás de ver a tus seres queridos tan a menudo como podías hacerlo antes. Si te quedas, estarás con los tuyos a diario, pero renunciarás a una oportunidad profesional que a lo mejor no vuelves a tener. ¿Qué puedes hacer entonces? Dura decisión, ¿verdad? Hagas lo que hagas, terminarás perdiendo algo. Así, desde la lejanía, si yo tuviera que aconsejarte, está claro lo que te diría. “La mejor opción es la primera, ya que si te vas puedes tener las dos cosas: tienes tus estudios que tantos años estabas esperando poder hacer y también a tus seres queridos; los fines de semana y las fiestas siempre puedes cogerte un medio de transporte y plantarte en tu ciudad”.
Si, ¿verdad? A todos a los que le preguntes te dirán eso. Para ellos es muy fácil, no se encuentran en el dilema corneliano al que tú tienes que enfrentarte. No, no tienes las dos cosas. Una de ellas la tienes en menor medida. Sí, claro, tienes a tu gente, pero lejos. Tendrás que contentarte con hablar con ellos por teléfono o por Internet. Y tener que desplazarte dos días a la semana como mucho. Las dos opciones que se te plantean te hacen daño. Cada una tiene algo bueno y algo malo. Porque la felicidad completa no existe. O puede que, en el fondo, te dé miedo aceptarla. Si siempre que tienes la oportunidad de ser feliz te entran miedos e inseguridades, y te fijas solo en pequeños detalles y cosas malas, siempre te encontrarás en esa situación corneliana, hasta cuando no tengas que estar en ella. Huye de esos temores y disfruta de la oportunidad que la vida te brinda: te deja elegir. Incluso, si me apuras, te deja tener las dos cosas. Puede que la distancia durante cinco días haga que los dos siguientes los disfrutéis mucho más. Porque en los momentos de adversidades y separaciones es cuando realmente descubres hasta qué punto quieres estar con esa persona que te ha hecho cambiar y ver el mundo con otros ojos.
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