
Todos habremos pasado por buenos momentos, por malos, por días regulares, por épocas normales o directamente por experiencias totalmente prescindibles en nuestras vidas. Pero no me puedo quejar (puede que comparándolo con el penoso año 2.007 que nos tocó pasar a mi familia y a mí, este año me haya parecido un auténtico paraíso); del 2.008 me llevo una cantidad de vivencias que me han hecho aprender un poquito más de la vida: amistades con las que puedo contar para lo bueno y lo malo, para divertirme, pasármelo en grande con ellas y que tengo como gran apoyo; he reencontrado viejos amigos que no esperaba volver a ver y que me han hecho, me hacen y espero que me hagan -durante mucho tiempo- muy feliz; he conocido personas que me han sorprendido, tanto para bien como para mal, y de las que me llevo una nueva perspectiva de la vida; he cultivado, por desgracia, o han nacido nuevas enemistades con las que no esperaba contar y las que me hacen valorar las amistades verdaderas que tengo; personas que nunca olvidaré y que seguiré viendo aunque sea una vez cada mil años, han desaparecido de mi vida, porque nuestros caminos se han separado por circunstancias ajenas a nosotros; mi hermano, por fin, está bien, sano y tranquilo, y eso hace que todos seamos más felices; mi viaje a Sevilla con mis niñas de la Universidad fue corto pero intenso y me divertí a lo grande con ellas; este verano mi viaje de Interraíl ha sido una experiencia extraordinaria que me servirá para tener algo que contarles a mis nietos; Periodismo cada día me gusta más y disfruto más con él.
Creo que no me olvido de nada más. Sólo desearos entonces FELIZ AÑO 2.009 y que todos los deseos se hagan realidad.