"Todos los LUNES compartiendo mis sueños y pensamientos contigo"

lunes, 27 de julio de 2015

¿ERES FELIZ?


La felicidad no es colgar una foto en Facebook a diario; no es decir lo contenta que estás cuando sabes que has vivido un día agridulce que, como es lógico, no aparece plasmado en una instantánea; no es tener que demostrarle al mundo que todo te va mejor que a ellos, incluso aunque sea verdad.  Tampoco es olvidarte de tu vida pasada, de tu gente que siempre ha estado ahí; no recordar ni siquiera quién eres tú misma; dejar que otro te cambie, te manipule, te controle.

La felicidad es disfrutar de lo que sientes con y por esa persona que hace que te eleves por los aires, que te trata con cariño, pasión, dulzura, locura y  ternura... todo al mismo tiempo. Estar feliz es querer que nadie lo sepa, para que ninguna persona que no seas tú o él pueda experimentar algo así (no vaya a ser algo que se gaste si lo usa demasiada gente). Felicidad es estar todo el día con la sonrisa boba en el rostro, acostarte y levantarte pensando siempre en él, recordando mil cosas buenas que os han pasado e imaginándote otras mil que aún no habéis vivido. Ser feliz con él es haceros una foto juntos, pero simplemente para tenerla tú, muy cerca de ti, a mano, y poder recurrir a ella cuando él no pueda estar contigo y tú necesites tenerlo a tu lado. La felicidad es sacarle una sonrisa, no digamos ya una carcajada sonora, intensa, que puede retumbar dulcemente en tus oídos durante minutos. La felicidad es miraros a los ojos en silencio, diciéndoselo todo solo con la mirada, utilizando ese lenguaje vuestro, privado, que nadie más conoce. Ser feliz duele porque es fácil acostumbrarse a lo bueno y, ahora, sí que tienes algo que perder; porque "el que no arriesga, no gana"... es verdad, pero en esta ocasión no te puedes permitir perder. Sabes que algo en tu interior te lo recomienda. 

lunes, 20 de julio de 2015

GRACIAS, PASADO


Porque si no llega a ser por ti, ahora mismo no sabría lo que realmente quiero en mi vida.

Porque me has enseñado que lo mejor siempre está por llegar y que, cuando lo hace, es tan hermoso que hace que la espera haya valido la pena

Porque haces que el presente siempre te dé mil vueltas

Porque se han cruzado en mi vida personas que, contigo, nunca hubiera conocido

Porque me di cuenta a tiempo de que me mentiste al decirme que me presentabas a gente que merecía la pena

Porque ahora ya no soy esa niña gris e insegura que tú me hiciste ser

Porque ya no tengo miedo a que me pasen cosas buenas

Porque el presente me ha enseñado que no es malo ser yo misma y dejarme llevar



Porque estoy dispuesta a amar y dejar que me amen como nunca antes contigo fui capaz de hacer

lunes, 13 de julio de 2015

MIRANDO A TRAVÉS DE SUS OJOS


El chico llegó y se sentó. Últimamente estaba más nervioso que de costumbre. Miró el reloj en repetidas ocasiones, como si se tratase de un tic. El segundero avanzaba muy lentamente. Se había vuelto a adelantar.

El calor era sofocante. Decidió fijarse en la gente de alrededor para tranquilizarse y hacer tiempo. Un grupo de chicos, a cierta distancia, reía sin parar. Tenían cervezas y algunas bolsas de patatas. Uno, seguramente el gracioso de la pandilla, era el que llevaba la voz cantante y no paraba de hablar. Los demás soltaban carcajadas, como compitiendo por ver quién reía más fuerte.

Más adelante había otro chico como él, solo, esperando. Aunque al otro se le veía muy tranquilo enfrascado con el móvil. Lo más seguro es que estuviera con algún juego o en medio de alguna conversación.

En el otro extremo estaban un chico y una chica. Se fijo en ellos porque los dos parecían no conocerse. Aún no se habían dirigido la palabra desde que los había visto. Se habían tumbado en el césped y los dos estaban con los ojos cerrados, sumidos en sus pensamientos. La chica parecía aburrirse y se puso a inspeccionar el móvil, aunque pronto lo dejó porque tampoco le llamaba la atención lo que veía en él.

Otra pareja se puso cerca de ellos y empezaron a besarse. El chico se puso de nuevo nervioso y volvió a mirar el reloj. Por fin era la hora a la que habían quedado. Miró a su alrededor porque no sabía por dónde llegaría la persona… hasta que la vio al fondo, acercándose a él, como envuelta en un halo. Sonrió y fue a su encuentro. 

lunes, 6 de julio de 2015

POR FIN SOY YO


Te cuesta creerlo, pero al fin te ha tocado. Siempre observaste a esa gente que parece feliz, que ríe a carcajadas, con ese gesto embobado tatuado en la cara, abrazándose y besándose como si eso fuera más importante incluso que respirar. Puede que, en realidad, como si fuese el oxígeno que los mantiene vivos.

Tú mirabas con incredulidad al principio, como si estuvieses asistiendo a un espectáculo digno de una comedia. “¡No puede ser!”. Luego, tu actitud era de ligera molestia. ¡La envidia, que es el deporte nacional! Intentabas pensar si tú alguna vez habías estado así. Consigues que alguna imagen te venga a la cabeza pero, tras mucho analizarlo y volviendo a mirar a esas parejas, descartas la idea. “No, mis vivencias pasadas no tienen nada que ver con esto”, piensas.

Y llegas a casa y lo ves en series, en películas y en programas; sales y te tienes que tragar de nuevo la escena en un cine, en un teatro… ¡Hasta hay dos en la vida real que están sentados delante de ti y están intentando poner en práctica lo que habéis estado viendo!

Y al final llegas cabreada, sin ganas de salir ni de mirar a la gente. Porque lo has visto tantas veces repetido que hasta te lo sabes de memoria. “¿No podría ser yo?. No, ¡qué va!”. Ya lo has intentado y no has conocido nunca a nadie con el que puedas vivir algo así.

Intentas desterrar la fantasía de tu cabeza y centrarte en tu trabajo, en tus estudios, tus amistas y tu tiempo libre… Y, entre una cosa y otra y cuando menos lo esperas, un día tienes la revelación. “Esto me suena”, te dices a ti misma. “Esto lo he visto yo en algún otro sitio”. Hasta que caes en la cuenta: es lo que llevas viendo toda tu vida en los demás y nunca habías experimentado en tu propia piel.


Y ahora, por fin, cambian los papeles y has dejado de ser espectadora para pasar a protagonizar tu propia película. Eres feliz, muy feliz. Siempre imaginaste que te encantaría vivirlo, pero no creías que la satisfacción fuera a ser tan intensa. Es algo nuevo que no sabías que existía. Y por fin sabes lo que significa eso de que la realidad supera siempre a la ficción.